Se sabe, gracias al testimonio de los cronistas e historiadores indígenas y españoles del s. XVI, que en los centros mesoamericanos de educación explicaban los maestros el contenido de los códices y hacían que los estudiantes fijaran literalmente en su memoria, a modo de comentarios, distintos textos.
Y no sólo a los jóvenes que concurrían a dichos centros de educación se les transmitían así los distintos textos. Había además sacerdotes que tenían por encargo especial comunicar y recordar al pueblo en general este tipo de conocimientos.
Fue gracias a estos métodos de enseñanza como se preservaron y, en fin de cuentas, llegaron hasta hoy día numerosos textos en idioma náhuatl.
Como vamos a verlo, algunos sabios indígenas que sobrevivieron a la conquista española, recordando lo que habían aprendido y memorizado sistemáticamente, y valiéndose también a veces de algunos libros de pinturas, comenzaron a poner por escrito sirviéndose ya del alfabeto traído de Europa, numerosos textos en su propia lengua.
En otros casos fueron algunos, de entre los misioneros hispanos, los que promovieron parecida forma de transcripción y rescate de los antiguos testimonios en idioma nativo. Su propósito fue en ocasiones paradógico y ambivalente, pues era preciso conocer las viejas creencias y costumbras para poder destruirlas de raíz.
El primer intento por preservar textos históricos mesoamericanos de la región central de México data de los años comprendidos entre 1524 y 1530. Durante este lapso de tiempo, algunos sabios nahuas que conocían ya el alfabeto latino, pasaron a letra latina la explicación y comentarios de sus antiguos códices. Estos textos se conservan en la Biblioteca de París bajo el título de "Anales de Tlatelolco". Se contienen allí las genealogías de los gobernantes de: Tlatelolco, Tenochtitlán y Azcapotzalco, así como la más antigua visión indígena de la conquista española.
Por su parte el franciscano fray Andrés de Olmos, llegado a Nueva España en 1528, recogió un considerable número de discursos pronunciados por los sabios y ancianos que decían en los eventos sociales relevantes previos al contacto español, hoy día se les conoce como los "Huehuetlatolli" (literalmente traducido del náhuatl significa "lo que hablan los ancianos").
No podemos pasar por alto la labor de fray Bernadino de Sahagún (Veáse entrada anterior en este Blog). Me gustaría en este caso comentar que la obra de Sahagún desperto el interés entre sus discípulos e informantes quienes por cuenta propia continuaron con este tipo de recopilación histórica en náhuatl. Fueron:
- Antonio Valeriano a quien se le atribuye el relato del "Nican Mopohua" ( Sobre las apariciones de la Virgen María).
-Pedro de San Buenaventura a quien se le atribuye una carta a Sahagún comentando el llamado calendario solar mexicano.
Debe mencionarse también el "Libro de los Coloquios", en el que se transcriben los diálogos que tuvieron lugar cerca del convento de San Francisco de la ciudad de México, en 1525, entre los primeros frailes venidos a Nueva España y algunos de los principales sabios y sacerdotes naturales que defendieron su manera de pensar y creer.
Existen además otros importantes documentos indígenas, entre los que mencionaremos "La historia tolteca-chichimeca" cuya narrativa abarca un periodo que comienza en tiempos primordiales de los toltecas y llega hasta el año de 1547; el "Códice Aubin" conocido también como "Manuscrito de 1576" o "Historia de la nación mexicana desde la salida de Aztlán hasta la llegada de los conquistadores españoles" es un documento pictórico y textual que trata sobre la historia de los mexica, desde su salida de Aztlán hasta los primeros años de la dominación española, período que concluye en 1607.
He descrito así de una manera muy breve las principales fuentes históricas en idioma náhuatl de mediados del s.XVI, invitando a todos los interesados a leer alguna de las obras citadas y obtener un panorama de nuestra antigua cultura mexica.